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Si no te suena la palabra Marshmallow Challenge no te preocupes, aquí te lo vamos a explicar. Lo que a priori puede parecer un juego de niños se convierte en una poderosa herramienta para medir el rendimiento de un equipo dentro de un entorno profesional.

Este reto ya lleva estando de moda unos cuantos años y como dato curioso, te gustará saber que niños recién salidos del jardín de infancia tienen un mayor porcentaje de éxito en su resolución que los recién graduados en administración y dirección de empresas. ¿el motivo?, Aquí te lo contamos.

¿Pero en qué consiste este desafío?


Primero pongámonos en antecedentes. El Marshmallow Challenge fue ideado por Tom Wucej, un pionero tecnológico, escritor y profesor universitario canadiense que se ha dedicado en los últimos 10 años a realizar discursos, ponencias y talleres para asesorar a empresas en el ámbito de la innovación, la creatividad y las tecnologías disruptivas aplicadas a los negocios.



El desafío que diseñó Wucej es aparentemente sencillo. Un equipo de 4 personas tiene 18 minutos para construir la torre más alta coronada por una nube de azúcar (marshmallow o malvavisco), de ahí su nombre. Para ello cuentan con 20 espaguetis, un metro de cinta adhesiva, un metro de cuerda y el malvavisco en cuestión. La única regla es que el marshmallow ha de coronar la estructura, y a partir de ahí, cualquier cosa vale, incluido observar y copiar el trabajo de otros equipos.


Desde este momento, todo tipo de estrategia es válida: aplicación de conocimientos de estructuras, planificación, designación de roles, prueba y error… Este reto pretende poner al descubierto las habilidades colaborativas de un grupo y medir su éxito dentro de un entorno de trabajo con recursos y tiempo limitado. Se trata de una dinámica de Team Building para fomentar tanto la creatividad, como el trabajo colaborativo.

Resultados sorprendentes


Wucej, analizó los resultados obtenidos tras la realización de cientos de desafíos a perfiles muy diferentes y las conclusiones fueron bastante llamativas. Por norma general, los niños de primaria y los recién salidos del jardín de infancia construyeron torres más altas que los CEOs, abogados de grandes empresas, e incluso, estudiantes de negocios.

En Altia hemos podido comprobar in situ los resultados del Marshmallow Challenge. Recientemente nuestro compañero Alejandro Tuñas, ha impartido un curso sobre gestión de proyectos para empleados de la compañía y pusieron en práctica este curioso desafío para demostrar las mejores maneras de trabajar dentro de un grupo.

Los participantes pudieron comprobar que el reto que se les presentaba tenía más complejidad de lo que aparentaba en un principio. Las estructuras de espaguetis no aguantaban el peso del malvavisco y se rompían. Y cuando conseguían cierta estabilidad, la altura de la estructura no era lo suficientemente satisfactoria.

Según Alejandro Tuñas, en muchas ocasiones, para resolver un problema, buscamos soluciones complejas. Los grandes profesionales tratan de realizar esquemas y planificaciones en base a suposiciones y teorías cuando es más fácil que todo eso. A veces hay que ir a lo sencillo y pensar como un niño ya que estos no pierden el tiempo en buscar teorías, lo que les deja tiempo para realizar más pruebas sin tener que jugarse la colocación del marshmallow al final. Su pensamiento lógico pasa por colocar la nube al principio e ir probando hasta conseguir la estructura más alta y estable posible, sin tener miedo a equivocarse durante el camino.

La parte colaborativa también es fundamental. Muchos de los CEOs y futuros empresarios están preparados para liderar, y en muchas ocasiones quieren demostrar esta cualidad de manera autoritaria en lugar de delegar. Los niños se lo toman como un juego en el que colaboran por igual, se divierten y comparten su ingenio para resolver un problema.


Todo esto hace del Marshmallow Challenge una herramienta sumamente útil para medir cómo se entiende un grupo dentro de una empresa y, sobre todo, para aprender a colaborar en equipo, primando el éxito colectivo por encima del individual.

¿Y tú? ¿Te atreves con el Marshmallow Challenge?