El cloud sigue imparable. Cada año, los proveedores y los clientes ven a esta tecnología como algo cercano y de más valor, gracias a factores como la democratización del teletrabajo, la exigente tarea de reclutamiento de talento o la automatización de procesos y tareas. El miedo y las reticencias están desapareciendo, pasando cada vez más empresas a integrar el cloud en su TI de forma habitual.
Los canales digitales ganan cada vez más peso y, por lo tanto, también la necesidad de tenerlos operativos de forma permanente. Se impone evolucionar hacia arquitecturas inmunes que sean resilientes, escalables de forma automática y seguras.
El cloud realiza un aporte clave al negocio, principalmente a nivel de flexibilidad, elasticidad y desborde de capacidad, que son de gran valor en el mundo actual. Además, genera una reducción de costes fijos en las organizaciones, lo que hace que la inversión sea rentable.